Más de 260.000 mujeres trabajan en las Zonas Francas –o maquilas- de
Centroamérica, en su mayoría produciendo ropa en condiciones de gran
precariedad laboral
Centroamérica, en su mayoría produciendo ropa en condiciones de gran
precariedad laboral
El comercio justo se presenta como la alternativa a este tipo de producción como
avalan los más de 20 años de experiencia de la organización
avalan los más de 20 años de experiencia de la organización
Oxfam Intermón lanza la acción online “Se buscan Fashion Victims. Condiciones increíbles” con el fin de sensibilizar sobre este tema
El salario mínimo mensual de maquiladoras de Centroamérica se
sitúa en un rango que va entre 148 euros en Nicaragua y 300 euros en
Guatemala, salarios por debajo de lo legalmente establecido para otros sectores
de actividad (un 18,6% menos).
El
informe centra su análisis en las maquilas de distintos países de
Centroamérica, en donde más
de 263 mil mujeres, un
58% del total de la fuerza laboral en el sector, trabajan en empleos que por
lo
general se caracterizan por los enormes déficits
en derechos generando condiciones laborales
precarias que llegan a ser inhumanas en muchos casos. En el marco del 2º aniversario del
derrumbamiento del edificio Rana Plaza en
Bangladesh el 24 de abril, en el que murieron más de
mil trabajadores y trabajadoras de talleres textiles, Oxfam
Intermón ha lanzado el informe “Derechos
que
penden de un hilo”, que pone de relieve como
el comercio justo es una
alternativa al sistema
de producción actual de la industria de la confección,
que en la mayoría de los casos incumple los derechos laborales y somete a
los trabajadores, mayormente mujeres, a pésimas
condiciones de trabajo.
“El uso de
Zonas Francas Textiles para exportación (ZFTE) o maquilas es una política muy
promovida
por los
gobiernos de Centroamérica. Uno de los principales objetivos de las Zonas
Francas es atraer
inversión
extranjera: generosos incentivos fiscales, mano de obra barata y no sindicada, así como regulaciones laxas son los “atractivos” que se
ofrecen al sector privado para que invierta en Zonas
Francas”, ha afirmado Déborah Itriago, investigadora de Oxfam
Intermón, y autora del informe.
Condiciones
de explotación
Las personas
que acuden a estos puestos de trabajo en su mayoría son mujeres jóvenes de
entre 18 y
35 años. Las
trabajadoras además suelen tener un nivel de escolaridad bajo, son madres con
hijos a
sus cargos y
en una gran proporción de los casos, llevan la jefatura de hogares
monoparentales y
proceden de
zonas rurales. Se trata de un modelo de producción y organización del trabajo
que se
basa en la feminización de la precariedad y
la vulnerabilidad de las mujeres para crecer.
El salario
mínimo mensual de maquiladoras de Centroamérica se sitúa en un rango que va
entre
148 euros en
Nicaragua y 300 euros en Guatemala, salarios por debajo de lo legalmente
establecido
para otros sectores de actividad (un 18,6% menos). Con esos salarios es
imposible que
una familia promedio de algunos de estos países pueda adquirir la canasta
básica de alimentos.
La producción
y la permanencia en el puesto de trabajo depende de los contextos
internacionales
(mayor o menor
demanda del producto textil) y de las condiciones beneficiosas de la propia
Zona
Franca; y, las
empresas transnacionales cierran y despiden a las mujeres sin pagar las prestaciones socialescorrespondientes
de forma frecuente.
Coser en
una cooperativa de comercio justo: una alternativa
Oxfam Intermón
trabaja desde 1994, con cooperativas de comercio justo asociadas a productos
textiles.
La experiencia
de estas dos décadas de trabajo muestra evidencias concretas de que la
satisfacción de derechos y buenas
condiciones laborales son posibles.
El comercio
justo es un sistema
comercial solidario y alternativo cuyos objetivos son,
entre otros,
mejorar el
acceso al mercado de los productores más desfavorecidos (especialmente las
mujeres y los pueblos del Sur) y sensibilizar sobre las injustas reglas del
comercio internacional que consolidan la
pobreza y la
desigualdad mundial.
Actualmente,
más de 76.000
mujeres se benefician de la relación comercial directa que
sostiene Oxfam Intermón con organizaciones de comercio justo en todo el mundo.
De ese total, más de 2.400 mujeres
forman parte
de organizaciones de productos textiles con las que la organización colabora
de forma directa. Más del53% de
la fuerza de trabajo en las cooperativas textiles de comercio justo con las que
Oxfam
Intermón
trabaja son mujeres.
En estas
cooperativas no sólo se potencia el trabajo digno de las mujeres, si no que inciden
de forma
muy positiva
en la sociedad, creando escuelas,
clínicas comunitarias y ejerciendo y promoviendo
la
prevención sanitaria (las mujeres
realizan chequeos periódicos de salud).
Anjali
Tapkire, una de las directivas de Creative Handicrafts, cooperativa de comercio
justo
colaboradora
de Oxfam Intermón ha señalado: “No
sólo las mujeres, sino también los hombres se
benefician con
esto.
Estamos
haciendo trabajos para la comunidad también, así que con todo este dinero que
recibimos
gracias a la
industria textil lo estamos utilizando en una buena causa”.
“Se
buscan Fashion Victims”
El consumidor
es un actor clave en el cambio de las condiciones de trabajo de los
productores en el
Sur. Con sus
actos de compra puede provocar ese cambio real. Con el fin de sensibilizar a la
ciudadanía
sobre la problemática que envuelve a la producción textil, la organización ha
lanzado en
redes sociales
la innovadora acción online “Se buscan Fashion Victims. Condiciones
increíbles”, en
la que a través
de una oferta de
trabajo ficticia se da a conocer las pésimas condiciones
laborales
en las que se
encuentran miles de trabajadores del sector textil.