LA COOPERACION AL BORDE DEL ABISMO

Realidad de la AyudaMillones de personas que sufren la guerra y el exilio en Siria, Sudán del Sur o la República Centroafricana, millones de personas que padecen la inseguridad alimentaria en el Sahel o en Guatemala, o que esperan una vacuna contra la malaria… son el rostro humano del recorte salvaje de la cooperación española, el mayor que ningún país haya realizado, aun en tiempos de crisis.                                            
Nuestro informe “La Realidad de la Ayuda” llega en el momento más bajo de la cooperación española desde hace 25 años, tras sufrir el mayor recorte de todas las políticas públicas,   llegando a un acumulado del 70% de caída desde 2008. Eso deja la modesta cuota comprometida hace décadas ante Naciones Unidas para este fin, el 0,7% de nuestra riqueza, como una cifra lejana, pues hoy España está en el 0,16%. Estos recortes abandonan a millones de personas, pero apenas afectan al déficit. Recortar la Ayuda al Desarrollo para reducir el déficit, es como cortarse el pelo para adelgazar.
Nuestra economía, aun en dificultades, es la 13ª de más de 200 países del mundo, pero como donantes ya hemos bajado a la posición 21 de 24, y ahora estamos en el furgón de cola.
Ni siquiera países con crisis tan profundas como las de Portugal, Irlanda o Grecia han castigado tanto ese acuerdo por proteger el bien común y trasladar la solidaridad de toda una sociedad que es la cooperación para el desarrollo. Una sociedad que sigue apoyando la cooperaciónSpain is different” porque nuestro país ha decidido desmarcarse de la Comunidad Internacional. Por increíble que parezca, al mismo tiempo el Gobierno español hace campaña para conseguir un asiento en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas haciendo referencia a las contribuciones del pasado, y a un supuesto compromiso activo con la cooperación, que hoy es más un espejismo que una realidad, tras los mínimos históricos de 2012, 2013 y previsiblemente 2014.
Titulamos nuestro informe de este año
El presidente Rajoy comprometió ante la Asamblea General de Naciones Unidas de septiembre de 2013 el incremento de la ayuda vinculada al final de la recesión, pero los presupuestos presentados tan solo una semana después, “bautizados” como los del inicio de la  recuperación, profundizaron los recortes, defraudando ese compromiso y castigando especialmente la acción humanitaria y a la que debiera ser la primera entidad ejecutora de nuestra ayuda, la AECID, (la Agencia Española de Cooperación Internacional), que se ha quedado sin apenas recursos para comprometerse en la ejecución de nuevos programas.
Es necesario  establecer, a partir del amplio consenso social, que debería ser también político,  un plan de recuperación de la ayuda a un ritmo del 0,05% de la RNB anual, para devolver a España a un lugar acorde con su relevancia económica y su sensibilidad social. Priorizando la recuperación de la Acción Humanitaria, los sectores sociales básicos –educación, salud, agricultura, agua y saneamiento- y a la propia AECID.
A la luz de los datos podemos decir que los argumentos que señalan que se recorta porque no hay recursos no es cierto.  Maltratar de este modo la política de cooperación es el reflejo de un orden de prioridades que posterga la solidaridad y la justicia social. En agosto de 2013 se aprobó una ampliación de crédito extraordinaria de 1.459 millones de euros para el Ministerio de Defensa, llevando el presupuesto total de ese ministerio hasta los 7.400 millones. Sobran las palabras.
Una gran oportunidad para la inmediata recuperación de la AOD es la puesta en marcha de la Tasa a las Transacciones Financieras en Europa (un minúsculo impuesto a la compra venta de acciones y operaciones financieras internacionales). Aunque los lobbies financieros, esos que representan al 1%, están trabajando en contra de su aplicación, y los Gobiernos les escuchan mucho más que a las ONG, ya hay un acuerdo de cooperación reforzada de 11 países de la Unión Europea para su aplicación, y España forma parte de él. En 2014 se producirá la tasa debe establecerse en España, donde podría recaudar –si no recortan los productos a los que gravará,, como están intentando- 5.000 millones de euros anuales. Unos recursos preciosos… para instaurar una renta mínima en España y para asentar la ya urgente recuperación de la cooperación para el desarrollo .
La política de cooperación es más importante que nunca, debe ser el sello de un país y de una sociedad que no piensa únicamente en sus beneficios, sino en la construcción de un mundo mejor para todas las personas, en especial para aquellas que más sufren dentro y fuera de nuestras fronteras.
Se acabaron las excusas: es hora de demostrar con hechos los discursos políticos, y arrancar el horizonte de recuperación de una política pública esencial para la sociedad española.
Si la crisis económica nos hace ver estos recortes que afectan a las personas más pobres como algo natural, es que hemos perdido mucho más que capacidad económica.